A medida que el buscador de conocimiento se sumerge en los entresijos de la psique humana –paso básico en la Búsqueda-, éste va observando con más claridad el desorden y el caos con el que funcionan los humanos en términos generales. Los humanos, obcecados en su realidad subjetiva, no ven más allá de sus limitaciones y aceptan ése destartalado ego –creyéndose éste ordenado y bien estructurado- como una realidad intrínseca sin siquiera plantearse si ellos mismos son verdaderas personas o simplemente un producto de las circunstancias familiares, sociales y experimentales de la época en la que se vive. En este punto estriba la gran diferencia entre alguien que realmente se busca a sí mismo con humildad y de alguien que elige qué buscar o que simplemente no se presta ha hacerlo.
Ése punto es en extremo importante. Las personas que eligen qué buscar solamente “buscan” para complacerse a sí mismas; para ser más concretos, buscan para saciar los caprichos del ego de forma inconsciente. Y el ego precisamente es el que elige qué es aquello “bueno” y aquello “malo”. Huye de la vergüenza, de lo que le parece ridículo o extraño, de aquello que puede dañar su orgullo. Por ello, en el taoísmo se dice que una de las primeras condiciones para iniciarse en el Camino es humillarse a uno mismo. Semejante pretensión existe en el cristianismo esotérico; la humildad de corazón es aquella que nos conducirá al camino estrecho que conduce a la vida.
Es fundamental considerar cuáles son las actitudes y pretensiones del ego, ya que de no ser así, ¿cómo podemos saber si aquello que estamos haciendo es lo adecuado para alcanzar un estado objetivo y consciente?
Cabe decir que estas personas que “buscan” en pos de los caprichos del ego están condenadas a un estrepitoso fracaso. No importa a cuántos talleres, cursos o conferencias asistan, o qué ejercicios de cualquier índole practiquen. Sin la comprensión de las cosas, un individuo no podrá hacer nada.
Como dijo Liu I-Ming:
“Cualquier tipo de manipulación o de invención forzada no sirve para nada. Hay personas que controlan su mente y calman sus ideas y pensamientos, otras contienen la respiración y la mantienen en el abdomen, algunas realizan ejercicios psicosomáticos de circulación de energía. Cuando estas personas lleguen al final de su vida y descubran que todas estas cosas eran inútiles, se enfadarán con los dioses, también inútilmente.”