En 2009, el instituto alemán Max Planck confirmó con unas pruebas en el desierto del Sahara lo que todos sabíamos: los humanos no podemos caminar en línea recta, aportado la primera prueba empírica de que los seres humanos caminan en círculos cuando se pierden. Pero la pregunta sigue siendo ¿por qué lo hacemos?
Ahora, un equipo de investigadores de Francia ha hecho un audaz intento de llegar al fondo del misterio y han descubierto que nuestra tendencia a caminar en círculos se relaciona de alguna manera con irregularidades leves en el sistema vestibular.
Situado en el oído interno, las guías del sistema vestibular dirigen nuestro equilibrio y el control espacial; y unas alteraciones en este sistema podrían sesgar nuestro sentido de la dirección “hacia adelante”, lo suficiente para hacernos dar vueltas en círculos como tontos.
Emma Bestaven, de la Universidad de Burdeos, y su colegas alquilaron un espacio enorme de exhibición (90 m x 150 m) y con los ojos vendados pusieron a andar a los participantes en su experimento, asegurando así que no había manera de que los sonidos ambientales o bultos en el suelo podría interferir con los resultados.
Otra de las novedades respecto a anteriores pruebas para intentar desvelar este misterio es que los investigadores utilizaron una Electromiografía (EMG, una técnica para la evaluación y registro de la actividad eléctrica producida por los músculos esqueléticos) para supervisar la actividad muscular en las piernas de los participantes, mientras caminaban.
Además, los participantes tenían que estar de pie sobre una plataforma de fuerza para comprobar la forma en que su masa se distribuía; y se evaluó su sentido subjetivo de la vertical, a través de su colocación de una barra vertical de guía.
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