Los sistemas agropecuarios se corresponden con las oportunidades agroecológicas y con la demanda de productos animales. En términos generales, los sistemas se ajustan a los entornos socioculturales y biofísicos dominantes. La FAO ha clasificado a los sistemas pecuarios en 11 grupos de acuerdo a los diferentes tipos de sistemas de producción agropecuaria, la relación con la tierra y la zona agroecológica , pero se pueden distinguir 3 principales:
- Los sistemas de producción pecuaria a base de pastizales (o pastoreo) son sistemas de producción exclusivamente ganaderos, con frecuencia basados en el pastoreo migratorio, en pastizales estacionales o en pastos de altura. Suelen estar ubicados en las zonas más marginales, que no resultan aptas para los cultivos, bien sea por las bajas temperaturas, las escasas precipitaciones o las condiciones topográficas. Estos producen alrededor del 12% de la leche y el 9% de la carne a nivel global, y son los que ocupan una mayor superficie de tierras, estimada actualmente en el 26% de la superficie total del planeta libre de hielo.
- Los sistemas de producción pecuaria mixtos son sistemas de producción donde los animales comen pasto, residuos de cosecha y forraje, se encuentran en ecosistemas con mejores condiciones bioclimáticas. Son los responsables de la producción del 88% de la leche y el 6% de la carne a nivel global.
- Los son sistemas intensivos de producción industrial (corrales de engorde o feed lot) donde los animales se alimentan con forraje comprado. Estos sistemas son dominantes en las áreas con alta densidad de población y un elevado poder adquisitivo, en particular en las zonas costeras de Asia meridional, Europa y América del Norte, que además están conectadas con puertos marítimos para la importación de piensos. En contraste, hay zonas con una amplia oferta de piensos, como la región centro‐occidental de los Estados Unidos de América y zonas internas del Brasil y la Argentina, donde se han desarrollado sistemas industriales usando los excedentes locales de la producción de forraje. Estos sistemas son los responsables de la producción del 45% de la carne y el 61% de los huevos a nivel global.
LA COMIDA ES LA COMIDA DE LA COMIDA
Para la producción de forraje, se utilizan variedades de cereales y leguminosas, en particular para las especies monogástricas, fundamentalmente los cerdos y las aves de corral. Los cereales se usan para los rumiantes como suplemento alimenticio, pero en la producción intensiva, ya sea en los corrales de engorde o en la producción de leche, pueden representar la mayor parte de la dieta.
Ganadería y producción de alimentos
Un informe publicado por la ONU para Combatir la Desertificación, afirmaba que en el año 2009 se requerían entre 7 a 10 kilogramos de cereales para producir un kilogramo de carne. Esto se debe a que para producir carne se tienen en cuenta dos cosas:
1) Coste directo de producción de la cosecha para animales, incluido su alimentación.
2) Coste indirecto para mantener la cría de rebaños en constante crecimiento.
¿A qué nos lleva esto?
¿Absurdo? Continuemos. El uso de piensos provenientes del cultivo de alimentos básicos como los cereales y las leguminosas se ha incrementado rápidamente durante las últimas décadas en respuesta al crecimiento de la demanda de forraje y la insuficiente capacidad de los forrajes tradicionales para suministrar los nutrientes en la cantidad y calidad requeridas. Entre estos, el maíz y la avena son las más utilizados con un porcentaje mayor al 60% entre el período 1961-2002 según la División de Estadísticas de la FAO, de los biocombustibles. El maíz es el cereal predominante en el Brasil, Argentina y los Estados Unidos de América (70% del maíz es utilizado como pienso), mientras que el trigo y la avena dominan en el Canadá y Europa. En Asia sudoriental se registran porcentajes similares del trigo hasta principios de la década de 1990, para efectuar después un cambio gradual hacia el maíz.
Según el informe “Perspectivas Alimentarias. Análisis del Mercado Global 2012” brindado por la FAO, actualmente el 35% de los cereales producidos a nivel global son utilizados para alimentar al ganado; entre ellos el 20% del trigo y el 54% de los cereales secundarios (sorgo, mijo, avena, centeno y cebada).
Con respecto a la soja, inicialmente la industria del aceite de soja fue la principal impulsora de la producción de esta leguminosa, actualmente la expansión obedece fundamentalmente al abastecimiento de la demanda de piensos. De hecho, en los últimos años casi las dos terceras partes de la producción de soja se destinaron a la producción de harina y el tercio restante fue a la industria aceitera. El crecimiento del empleo de harina de soja para la elaboración de piensos despegó a mediados de los años setenta y se aceleró en los inicios de los noventa, en respuesta al rápido crecimiento de la demanda en los países en desarrollo. En el proceso de extracción de aceite, las semillas de soja producen entre un 18-19% de aceite y de un 73-74% de harina de soja; el resto es desperdicio. Solo una pequeña proporción de los granos cosechados se suministra directamente los animales (alrededor del 3 por ciento del total). De la harina de soja, más del 97 por ciento de la producción mundial se destina a la elaboración de piensos para la alimentación de las especies monogástricas, en especial de las aves de corral y, en menor medida, de los cerdos.
Debido a esto, se estima que 77 millones de toneladas de proteínas de origen vegetal son consumidas anualmente por el ganado para producir 58 millones de toneladas de proteínas de origen animal.