Todos los excesos son malos, eso es cierto, pero ¿qué puede tener de malo beber agua?, después de todo este líquido nos mantiene vivos y aún más, es aquel que nos recomiendan tomar diariamente para ayudar a nuestro organismo, mantenerlo desintoxicado e incluso para poder complementar alguna dieta para bajar de peso. ¿Entonces, qué tiene de malo?
Lo negativo en su consumo viene de la mano con el exceso, es decir, por el hecho de beber grandes cantidades, sobrepasando con creces los dos litros que se recomiendan. Y a pesar de que esta compulsión puede estar relacionada con alguna enfermedad orgánica, también es cierto que puede ser parte de una perturbación ligada a trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia.
La licenciada en nutrición argentina, María de las Mercedes Gabin de Sardoy, afirma que a esta compulsión se le llama potomanía, palabra que deriva del griego “potoç (bebida, agua potable) y µavia (manía)” y que corresponde a un TANE – trastorno alimentario no especificado – tal como la ortorexia y los comedores compulsivos, entre otros.
La profesional comenta que la potomanía es un trastorno que se vuelve compulsivo y que tiene que ver con el consumo exagerado de agua sin tener sed y donde además “la persona experimenta una sensación de placer al consumirla”. “Se pueden llegar a beber entre 8 a 10 e incluso 15 litros de agua diarios, dependiendo de la gravedad del caso”, sentencia.
Como “límite saludable” en el consumo de agua, la nutricionista María de las Mercedes Gabin de Sardoy dice que una forma efectiva de poder calcular la cantidad de líquido que cada uno debería consumir es “aportar un litro de agua por cada 1000 kilocalorías que se consumen”. “Si hablamos de una media de consumo de 2000 calorías al día, ahí obtenemos los famosos dos litros diarios”, explica.
Para la psiquiatra de Clínica Indisa y profesional del Centro de Psiconutrición NUT (www.psiconutricion.cl), Patricia Fernández Morales, la potomanía responde a los trastornos actuales que posee la sociedad y que se asocia con los trastornos alimenticios que afectan principalmente a las mujeres. “Se ve mucho en chicas por ejemplo relacionadas con el modelaje, donde en vez de comer, toman agua para satisfacer la saciedad estomacal y así no engordar”, comenta.
En esta misma línea, la especialista dice que cuando se comienzan a observar resultados reales es decir, efectivamente hay una baja de peso, entonces el consumo sigue creciendo y es en ese momento donde la simple ingesta de líquido se puede volver un trastorno.
“Si la persona no tiene sed, no necesita beber, no hace ejercicio y aún así toma agua desmesuradamente para adelgazar, ahí hay una alteración porque sigues tomando agua para bajar aún más de peso, sabiendo que estás flaca”, manifiesta.
A pesar de ser clasificado como un trastorno alimentario, la potomanía difiere de enfermedades como la anorexia, pues en esta última, “existe un factor sicótico donde hay una pérdida en el juicio de la realidad en el que la persona se ve gorda cuando realmente está delgada. En la potomanía en cambio no hay una cosa de corporalidad”, expresa.
Desde calambres hasta la muerte
La nutricionista trasandina menciona que entre las causas que pueden llevar a una persona a padecer de potomanía están la anorexia nerviosa; las enfermedades psiquiátricas, como trastornos de la personalidad, histerias o cuadros delirantes; trastornos en el hipotálamo, pues es allí donde está “el centro que regula la sed”; enfermedades como la diabetes millitus y al riñón, entre otras.
Por otra parte y dejando de lado el padecimiento de la potomanía a causa de alguna enfermedad psiquiátrica como la esquizofrenia crónica, donde la doctora Patricia Fernández cuenta que estos pacientes son capaces incluso de beberse el agua del excusado, la manía por beber este líquido está relacionado con patologías alimenticias, que sirven como base para su estudio y tratamiento.
Según la psiquiatra, beber agua en forma desproporcionada puede causar un sinnúmero de problemas, donde los más serios tienen relación con la “dilución de los electrolitos (principalmente sodio y potasio) y fallas renales, neurológicas y cardiacas. Con cantidades grandes de agua, el riñón no da abasto y por lo tanto hay una dilución también de la sangre y al no haber sodio ni potasio, se puede terminar infartado”, sentencia.
Entre las consecuencias que puede traer la potomanía, María de las Mercedes Gabin de Sardoy menciona:
- Calambres musculares, debido a la dilución del sodio y del potasio.
- Hiponatremia: baja concentración de sodio en la sangre.
- Náuseas.
- Disminución de la secreción de la hormona antidiurética, por lo tanto aumenta la diuresis.
- Cefalea, convulsiones, parálisis e insuficiencia congestiva.
- Coma y muerte.
Tratamiento
La doctora Fernández, más que ver a la potomanía como un trastorno propiamente tal, lo aprecia como un síntoma o un síndrome de alguna enfermedad de base nutricional asociada (anorexia, bulimia, compulsión al comer) y por lo tanto para tratar a estos pacientes, dice que es muy importante verificar si hay presencia de alguna patología de este tipo presente en los pacientes.
Además, la psiquiatra de NUT afirma que también es importante descartar posibles fallas a nivel orgánico que hablen de un mal funcionamiento en la hipófisis, donde podría existir la imposibilidad de saciar la sed y que podría ser causante de una ingesta exagerada de agua (ingesta que de alguna manera sería “legítima”).
Generalmente, este tipo de manías pueden – según la especialista – presentarse en pacientes con descontrol en los impulsos y en aquellos con personalidades alteradas “e influenciadas al ciento por ciento por los cánones de belleza que tenemos en esta sociedad”, explica.
De esta forma, aparte de restringir el consumo de agua, el tratamiento para la potomanía está relacionado con la psicoterapia, pues es ahí donde el profesional debe trabajar junto al paciente, haciéndole entender que sus acciones no son las correctas. “No es normal que alguien se dañe de esa manera”, comenta la psiquiatra.
Fuente: http://www.puntovital.cl/salud/potomania.htm